Métodos para la evaluación económica de nuevas prestaciones

Ministerio de Sanidad y Consumo. (2003)

Autores: José Luis Pinto Prades y Fernando I. Sánchez Martínez

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El progreso tecnológico es una de las características más importantes de nuestro tiempo y una de las fuentes del progreso material más decisivas. En el caso de la salud también tenemos la suerte de que continuamente aparezcan nuevas tecnologías que mejoran la salud de la población. Nuevos modelos de prótesis, nuevos tipos de intervenciones quirúrgicas, nuevos métodos diagnósticos, … todo ello permite atender mejor a los pacientes y mejorar su calidad de vida.

Dada la continua aparición de nuevas tecnologías, es necesario que exista algún proceso de “filtrado” que separe aquellas que son valoradas por la sociedad de aquellas otras que no lo son o, al menos, que no lo son tanto como para justificar su producción dados los costes. El instrumento habitual para seleccionar las mejores tecnologías, esto es, aquéllas que deben producirse, es el mercado. Cuando la sociedad valora una nueva técnica lo suficiente, paga por ella y el innovador obtiene unos beneficios que recompensan el progreso técnico.

En el caso de las tecnologías sanitarias este proceso es más complicado ya que no existe un mercado que separe las tecnologías que generan un beneficio valorado por la sociedad de aquellas que no generan tal beneficio. Dicho mercado no existe –por razones varias que pueden consultarse en cualquier manual de Economía Pública– ya que los servicios sanitarios se financian principalmente a partir del presupuesto público. El consumo de tecnologías sanitarias suele ser totalmente gratuito. Por tanto necesitamos algún procedimiento que nos permita sustituir el papel que el mercado realiza para otros tipos de tecnologías, es decir, necesitamos un instrumento que nos sirva para elegir aquellas tecnologías médicas que proporcionan un mayor beneficio social.

Las páginas que siguen a continuación pretenden ofrecer una introducción a uno de los instrumentos que se han propuesto para priorizar entre tecnologías sanitarias: los métodos de evaluación económica.

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