Universidad de Murcia, 2009
Autores: Fernando Ignacio Sánchez Martínez, José María Abellán Perpiñán, Jorge Eduardo Martínez Pérez e Ildefonso Méndez Martínez
El problema de las listas de espera y las demoras en la recepción de tratamiento médico es común a la totalidad de sistemas sanitarios públicos, en particular en aquellos organizados según el modelo de Servicio Nacional de Salud. En las décadas finales del siglo XX, en casi todos los sistemas sanitarios surgió una manifiesta disparidad entre la oferta y la demanda de asistencia sanitaria, en general, y hospitalaria, en particular, con el resultado de crecientes listas de espera que suponen un grave problema social que como tal se percibe.
La demora en ser atendido por el sistema sanitario continúa siendo una de las principales quejas de los usuarios de los servicios de salud públicos. Los ciudadanos no sólo están preocupados por la cuestión de las listas de espera, sino que se interesan cada vez más por conocer lo que las autoridades sanitarias hacen para tratar de mejorar las cosas, como ponen de manifiesto los últimos datos del Barómetro Sanitario. En un sistema sanitario que funcione bien, la demanda y la oferta de asistencia están equilibradas. Esto no siempre es fácil de lograr, pues ni la oferta ni la demanda se pueden tomar como un dato fijo. La demanda depende de la situación general de salud de la población, y de las tendencias demográficas, sociales y económicas. La oferta (la capacidad), depende de los recursos financieros existentes, la disponibilidad de personal y la organización eficiente del sistema de salud.
Ajustar la oferta a la demanda significa que los recursos deben ser asignados sobre la base de expectativas reales que tengan en cuenta los cambios que cabe esperar en la demanda de asistencia. Si la oferta es inferior a la demanda, surgen las listas de espera. Pero que existan listas de espera no tiene por qué ser necesariamente un problema. Para que un sistema funcione eficientemente, es preciso un cierto “stock” de pacientes. Este tipo de stock es útil y necesario para planificar los diagnósticos y los tratamientos. Las listas de espera son sólo un problema, en realidad, cuando van más allá de los límites de lo considerado aceptable, bien sea desde un punto de vista médico o desde un punto de vista social (Ministerie van Volksgezondheid, Welzijn en Sport, 2001).
Si estar en una lista de espera larga no necesariamente es un problema, estar en una lista durante un largo tiempo sí lo es. El tiempo, no el tamaño de la lista, es el indicador clave. Sin embargo, las listas de espera hacen algo más que servir a una función burocrática. Para determinadas patologías, es ciertamente mejor una espera corta,
mientras que para otras un pequeño malestar asociado al problema médico más un período de reflexión no son una mala combinación. El acceso inmediato impide la posibilidad de una segunda opinión o de una decisión adecuadamente reflexionada (Lewis et al. 2000).
La cuestión que surge es ¿por qué hemos de preocuparnos por cómo se organizan y gestionan las listas de espera? La principal razón es la justicia o la equidad, para garantizar que es atendido antes quien más lo merece. Sin embargo, hablar de equidad a la hora de identificar quién debe ser tratado primero, no supone dejar de lado aspectos como la eficacia del tratamiento, el beneficio esperado del mismo o su costeefectividad.
En las páginas que siguen, tras una introducción general a las estrategias de gestión de las listas de espera, se abordan los sistemas de puntos como una herramienta para incorporar consideraciones de equidad y eficiencia a la ordenación de las listas y se presentan las principales experiencias internacionales en este ámbito.A continuación se describen con detalle las propuestas metodológicas para el diseño de sistemas de puntos elaboradas en España hasta la fecha que, en su inmensa mayoría, aún no han sido llevadas a la práctica. La sección cuarta del informe se destina a analizar la situación actual de las listas de espera en el sistema murciano de salud y su comparación con lo observado para el conjunto de España. Cierra el documento un apartado de conclusiones, al que siguen las referencias bibliográficas consultadas.